lunes, 10 de noviembre de 2008

ACTA DEL AÑO 1912

En la villa de Paradas a 31 de Marzo de 1912, siendo Domingo de Ramos del año actual, reunidos los cofrades de Nuestro Padre Jesús Nazareno bajo la presidencia de Don Rafael Barea Díaz cura párroco de este pueblo y rector de esta santa cofradía, acompañado de Don José Avecilla González, delegado de la misma, por autorización expresa del que fue su mayordomo, Don Eduardo González Varea, y de los diputados ausentes y hermanos todos, que al efecto se habían citado; con objeto de reanimar el decaído espíritu religioso dentro de nuestra piadosa asociación ya que este empuje de fe y hecho por la causa de Dios, no podíamos llevarlo a otras esferas debido a las corrientes de impiedad predominantes en nuestros días al propio tiempo testimoniar ante la presente y futuras generaciones que la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Paradas, es y será una entidad religiosa, constituida por personas, que aún vive en sus corazones ese entusiasmo y fervor que hicieron grande a nuestros mayores y que en nada ha menguado, en los que ostentan actualmente su emblema, a pesar de los embates perniciosos del modernismo filosófico de nuestra época.Pertinente nos parece a todos el consignar datos y cosas acaecidas en nuestra hermandad desde que se iniciaron los vientos que parecía iban a desgajar y extinguir el florón más preclaro de la piedad, la fe, esa fuente purísima, ese manantial inagotable de aguas límpidas y cristalinas, donde el cristiano sacia su sed alimentándole y fortificándole en su constante perseverancia que entrañan los misterios y sublimidades de la más grande de las religiones, de aquella que fundó el hombre Dios, el humilde Nazareno.Desde aquellos nefastos días del siglo XVIII en que los enciclopedistas franceses lanzaron a los cuatro vientos gérmenes de ponzoñosa filosofía, desde entonces, empiezan los embates y campañas de impiedad contra la Iglesia, contra sus ministros y contra sus más sacrosantos y augustos misterios; tan perniciosa semilla hizo sus estragos en todos los estados católicos del mundo; en nuestra patria, en nuestra España querida, la satánica demagogia empezó a escalar y corroer los seculares cimientos de fe y piedad que sostuvieron y ensancharon Pelayo, Cisneros y Teresa de Jesús. En los cincuenta años primeros del siglo XIX, dictaron los gobiernos españoles múltiples disposiciones y promulgaron leyes encaminadas todas a restringir y mermar el poder y derechos de la Iglesia, de sus comunidades religiosas, de sus asociaciones benéficas, de sus hermandades, de sus cofradías y de todo aquello que relación tenía con su culto y esplendor; en una palabra, le arrebataron fincas, alhajas y cuanto de valor tenían, satisfaciendo así la sórdida ambición del hambriento lobo, que se ensaña y come al inocente corderillo.Nuestra hermandad tenía diversas fincas y todas, absolutamente todas, quedaron entre las garras de Luzbel; este no consiguió su objeto, por cuanto más se avivó la fe y piedad de las personas bajo las cuales estaba el culto a Nuestro Padre Jesús, de Paradas; desde que la hermandad quedó sin bienes propios, se centuplicó el culto a su venerable imagen.El último cabildo de que tenemos conocimientos celebrara nuestra cofradía, data de 26 de Marzo de 1826 en el que fue nombrado mayordomo Don Juan Varea y Varea continuando hasta nuestros días la Hermandad dentro de la familia de dicho señor; al faltar este pasó a Don Tomás Varea Rodríguez, por óbito de este a Don Joaquín González Acebedo, marido de Doña Antonia Varea Rodríquez y por defunción de estos a su hijo Don Eduardo González Varea.Muchas mejoras se introdujeron en todo lo relativo a Nuestro Padre Jesús en los años que ha tenido tales mayordomos esta piadosa asociación; en el año de 1860, se doró el retablo que en la parroquia tiene nuestra cofradía, obra que se hizo a expensas del expresado Don Tomás Varea Rodríguez y de su hermana Doña Catalina, en tiempos de estos se doró la corona del Señor.Siendo después mayordomo el indicado Don Joaquín González Acebedo, se doró la repisa y se compraron los candelabros que actualmente ostenta el paso. Al hacerse cargo de su mayordomía Don Eduardo González Varea, entró la Hermandad en un periodo de levantado espíritu religioso; dado el celo y piedad de este Señor fueron muchas las personas que se inscribieron como hermanos de Nuestro Padre Jesús Nazareno; a esta sazón, la camarera del Señor, Srta. Dolores González Varea, costeó para culto de Jesús un magnífico plan de altar de estilo gótico que se compone de una cruz, un atril, dos sacras y seis candeleros de altar dorados; un pendón de terciopelo morado bordado en oro y con riquísimo cordón también de oro; en 1903 por la piedad de la expresada Señorita se construyó para el Señor una cruz de madera tallada, con cuatro casquetes de plata repujada.En 1904 se restauró la efigie del Señor, obra que fue ejecutada por el escultor sevillano Don Manuel Gutiérrez Cano, dispendio hecho por el mayordomo Señor González Varea y sus devotas y piadosas hermanas.En el mismo tiempo se hizo la túnica que hoy tiene Nuestro Padre Jesús Nazareno; el bordado que tiene fue pasado al que tenía la túnica antigua, gasto hecho por Don Eduardo González y algunos devotos.La Hermandad ha seguido siempre las normas de su fundación con las variantes atemperadas a las circunstancias por que hemos ido atravesando, siempre se ha predicado el sermón de Pasión a las tres de la mañana del Viernes Santo; enmedio del mismo se pronuncian los pregones, el de la Oración del huerto, el de Pilatos y por último el del Angel; a este sermón asiste todo el pueblo, o mejor dicho la parte más popular del mismo.El día 24 de Abril de 1911 falleció el mayordomo Don Eduardo González Varea; su muerte produjo hondo sentimiento en todos los cofrades y de duelo en general en toda la población, pues para las relevantes dotes de caballerosidad y acendrado catolicismo, caridad inagotable y ejemplaridad en su modo de proceder, dejó inmenso vacío en la hermandad de Jesús y duelo en cuantos le trataron.Encontrándose vacante el cargo de mayordomo por el fallecimiento del nunca bien llorado Don Eduardo González, el señor cura Don Rafael Barea manifestó a los asistentes que creía imprescindible sustituir a aquel por otra persona que por sus condiciones de honradez, piedad y catolicismo pudiera desempeñar el cargo de mayordomo; los concurrentes todos por unanimidad, designaron a Don José Avecilla González sobrino del difunto, el que aceptó muy gustoso el cargo a que inmerecidamente se le había elevado, dio las gracias a la Hermandad, manifestando que por la misma hará todo cuanto sus fuerzas pudieran, contando en esta ardua empresa con la cooperación con todos los cofrades de nuestra santa y bendita cofradía.Acto seguido, por el nuevo mayordomo fue propuesto a la Hermandad para el cargo de delegado suyo en los casos de ausencia o enfermedad, al joven cofrade Don Antonio Pérez Espejo; la Hermandad acogió con verdadero asentimiento tal designación; este se levantó y dio las gracias a todos manifestando el afecto que sentía a Nuestro Padre Jesús Nazareno que le animaba para hacer por la Cofradía, más quizás que lo que sus fuerzas puedan, pues la fe le alienta y con ella colmará los actos que emprendiere.Todos cuantos gastos se vienen haciendo en la Cofradía, absolutamente todos, son sufragados por su mayordomo, sin que se postule por la población, sin que a nadie se le pida ni un solo céntimo.Por último se excita el celo de todos los cofrades para no desmayar un momento en la fe que nos anima, asistiendo todos a la cofradía con sus túnicas respectivas, demos una prueba de verdadera piedad y entusiasmo religioso; y qué menos que en unas pocas horas hagamos algo por el que en una Cruz murió, padeciendo por las culpas y pecados nuestros.No habiendo más asuntos que tratar, se da por terminado, lo que yo el hermano secretario certifico.(A continuación, aparecen las firmas de 69 hermanos, incluidoel Señor Cura párroco Don Rafael Barea.)
Transcribió:David Florián Sanz.

1 comentario:

Mary Pepa dijo...

estupendo. He escrito una pequeña nota en mi blog. Gracias a todos de nuevo por el maravilloso dia pasado con todos nuestros primos